Las Olas de La Luna

Para disfrutar de este cuento necesitas un vaso de leche y un popote.

Todos las noches Sofía tomaba su vaso de leche y mientras lo hacía miraba el cielo por la ventana. Un día, Sofía le dijo a su mamá que las blancas estrellas y la blanca luna estaban hechas de leche. Su mamá sonrió y le dijo que terminara su leche para irse a dormir. Acompaña a Sofía tomando un poco de leche. 

Esa misma noche, Sofía tuvo el más increíble de sus sueños. Era de noche y la blanca luna iluminaba como nunca el patio trasero, donde Sofía construía su nave espacial. Tenía todo lo necesario, además de su nave, Sofía se había preparado un hermoso vestido espacial, tenía también un casco, botas y llevaba además un largo popote para poder tomar leche de las estrellas durante su viaje.

Despegó esa misma noche e hizo una pequeña parada junto a Las Tres Marías, sacó su largo popote y bebió un poco de leche de cada una de ellas. Imagina que tu vaso es una de Las Tres Marías e imita a Sofía.

Luego se detuvo en una pequeña estrella sin nombre, bebió de ella con su popote y la nombró Sofía en honor a ella misma. ¿Te gustaría ponerle tu nombre a una estrella? Toma un buen sorbo de leche, elige una y dale tu nombre. 

Cuando finalmente llegó a la luna, se quedó un largo rato contemplando sus hermosas olas blancas. Luego, sacó su popote y tomó mucha leche porque necesitaba mucha energía para el regreso. Termina tu leche y acompaña a Sofía en su vuelta a casa.

Cuando Sofía abrió sus ojos ya era de día, muy entusiasmada llamó a su mamá y le dijo: «Mami, ¡es verdad!, la luna y las estrellas están hechas de leche». Su mamá la miró muy sorprendida y Sofía con mucha seguridad, le dijo: «Es obvio mami, ¿Por qué crees que nuestra galaxia se llama la Vía Láctea?» Desde ese día cada vez que la mamá de Sofía mira la luna, cree distinguir sus blancas olas.

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